“En la lucha contra las invasoras no se trata solo
de eliminar la planta sino de trabajar por la recuperación del territorio y el
espacio autóctono”
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Foto de Mireya López | | | |
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Eduardo Renovales (Bilbo, 1973) es activista de Ekologistak Martxan, desde hace más de 12 años, y está especializado en el área de medio natural. Es un militante ecologista convencido y comprometido con la preservación del entorno y el cuidado del medio ambiente. Actualmente, la lucha contra las especies invasoras centra su actividad ecologista porque, tal y como asegura, “no se trata únicamente de eliminar una planta invasora sino de luchar por la recuperación del territorio y el espacio autóctono”.
Renovales subraya la importancia de recuperar el territorio para las especies autóctonas. “Las plantas invasoras acaban de llegar, pero su evolución es exponencial y o se las frena y se preservan esos espacios o todo puede ir mucho peor”, constata y recuerda que un bosque bien conservado es muy poco vulnerable a la introducción de especies invasoras, porque la mayoría lo que necesitan es un terreno degradado, un “espacio de oportunidad”.
¿En qué momento te interesas por la problemática de las plantas invasoras?
Mi interés por la problemática de las plantas invasoras comienza hace unos seis años, en el momento en el que compruebo que en mi entorno comienza a haber problemas. Asimismo, este tema ya ha ido saliendo más en los medios de comunicación.
Los cambios que tienen lugar a un
nivel más local también están sucediendo a nivel global, por lo que hay que evaluarlos de manera amplia; de
hecho, el conjunto de seres vivos del planeta está sufriendo una transformación
muy importante. Actualmente, se estima en 470 el número de especies y
subespecies de plantas exóticas en Euskadi, que suponen un 20% del total de
plantas localizadas dentro de la región.
Entre los animales también
encontramos especies invasoras y algunas de ellas como el molusco mejillón
cebra (Dreissena polymorpha) han llegado en los últimos 5 años a Euskadi
y ya están causando problemas en las canalizaciones de agua de los embalses,
que llegan a taponar.
¿Cuándo se disparan las alarmas por la aparición de este tipo de especies en Euskal Herria?
Observando las estadísticas, desde el año 70 hasta la actualidad se ha duplicado la presencia. Desde mi interés personal, desde que este tema me empezó a interesar, comencé a documentarme más y comprobé que la problemática es general. Eso sí, tenemos que indicar que no todas las especies que llegan de fuera se convierten en invasoras, ya que son contadas las que consiguen “triunfar”. La más preocupante se llama la especie “transformadora”.
El proceso de globalización
incentiva el comercio entre países y continentes y favorece la movilidad de
todo tipo de plantas y animales, que llegan con facilidad en el transporte por
tierra, mar y aire y continuamente van llegando nuevas. La jardinería es una
de las principales vías de comercialización y llegada de invasoras.
Una de estas invasoras conocidas es la cortaderia selloana, el “Plumero de la Pampa”. ¿Qué se sabe de su llegada?
Hay muchas hipótesis; una de
ellas dice que en Cantabria para los años 40-50 del pasado siglo XX, tuvo lugar
una primera llegada de semillas en barcos mercantes que venían desde Argentina.
Dada su vistosidad, también fue plantada en los jardines en algunos palacios y
casas de indianos, por lo que no se puede estimar un sólo origen o vía de
llegada. Actualmente, el interés de esta especie a nivel ornamental y de
jardinería sigue teniendo lugar y favorece su expansión.
Otra de las causas que favoreció
su difusión fue su uso en revegetación de taludes de carreteras, Por ejemplo, en el entorno de Santander se
han hecho nuevas carreteras y dada la capacidad de multiplicación de la
especie se ha expandido de una forma muy llamativa.
La llegada a Euskal Herria se
supone que ha sido alrededor de la autopista A-8 desde Cantabria hacia Bizkaia,
favorecida por los vientos dominantes en la zona cantábrica. Por eso, hacia
Asturias ha ido mucho menos. Otras especies también han aprovechado las vías de
comunicación como espacios para multiplicarse, así ha sucedido con la olivarda
(Dittrichia viscosa) que desde el
Mediterraneo ha aprovechado la autopista AP-68 Bilbao – Zaragoza para llegar a
Bizkaia.
El número de plantas invasoras en
Euskal Herria no va a bajar, pero afortunadamente no todas son igual de preocupantes.
Una veintena de ellas son las que más problemas causan y se encuentran
clasificadas como especies “transformadoras”, por su gran capacidad de
alteración del medio. El “Plumero de la Pampa” se encuentra entre ellas.
¿Cuáles son las zonas más afectadas de Euskal Herria?
Las invasoras están más
extendidas en Bizkaia y Gipuzkoa que en Araba; esto se debe a dos razones: por
un lado, el clima lluvioso con temperaturas suaves y por otro, la mayor degradación del entorno natural en las
provincias costeras. Cuando las semillas de estas especies invasoras llegan a
un suelo abandonado o degradado, en muchas ocasiones consiguen prosperar donde
otras plantas autóctonas no lo harían. En resumen, las temperaturas suaves,
mucha agua y abundante suelo disponible facilitan las condiciones de
colonización para las invasoras.
Puede decirse que Euskal Herria
es una encrucijada de climas y ambientes para todas las plantas, no sólo para
las “recién llegadas”. La orografía y las lluvias favorecen esa biodiversidad
vegetal, y determinan en buena medida la existencia de múltiples ambientes y
ecosistemas.
Una buena muestra de ello lo tenemos en los briófitos, -plantas sin
flores, comúnmente conocidos como musgos- de los que hay 650 especies en Euskal
Herria, muy adaptadas a los medios húmedos. Con el 1% de superficie de la
península ibérica tenemos el 60% de especies de todo el Estado, lo cual es una
buena muestra de la riqueza briofítica.
Tenemos que tener muy en cuenta el hábitat de las especies. Las
plantas establecen asociaciones entre ellas y llegan a conformar ecosistemas
diversos donde pueden desarrollarse y crecer especies distintas adaptadas a los mismos. En estos ambientes,
cada planta subsiste bajos unas condiciones concretas que en caso de alterarse,
pueden llegar a dañarlas a corto, medio o largo plazo. Las plantas invasoras
son una causa de alteración significativa en el medio natural vasco, que ya
estaba muy transformado previamente por las plantaciones de pinos y eucaliptos,
los cultivos o las zonas urbanizadas. Al final, las zonas bien conservadas son
poquísimas. Todo lo que hagamos para conservarlas y recuperar otras será para
bien nuestro ydel conjunto de la biodiversidad.
Quiero destacar que las plantas invasoras se desarrollan sobre todo
son espacios degradados, aquellos que han sufrido la alteración del ser humano
y que no se han podido recuperar con el tiempo.
Espacios de oportunidad
Un bosque bien conservado es muy poco vulnerable a la introducción de especies invasoras, porque la mayoría lo que necesitan es un terreno degradado, un espacio de oportunidad. Consideramos que es muy importante recuperar el territorio para las especies autóctonas. Las plantas invasoras acaban de llegar, pero su evolución es exponencial y o se las frena y se preservan esos espacios o todo puede ir mucho peor.
¿De qué tipo de plantas hablamos? ¿Cuáles son las más peligrosas?
La introducción de muchas de estas plantas invasoras viene por su uso en jardinería. Entre los diferentes tipos tenemos herbáceas, árboles y matorrales. Entre las herbáceas más vistosas está el Plumero de la Pampa, otros ejemplso de plantas pueden ser la Buddleja o la uña de gato, y como árboles están la mimosa, falsa acacia o eucalipto (especie transformadora). |
Tenemos que distinguir entre invasor y transformador. Es decir, un eucalipto coloniza su parcela y un poco más, y además lo transforma.
¿Cómo resumiríamos la incidencia de estas plantas?
La extensión progresiva y
exponencial de la invasoras en nuestro entorno afecta de manera decisiva a las
posibilidades de recuperación de la vegetación autóctona a todos los niveles y
puede llegar a compromoter la viabilidad de los ecosistemas bien conservados en
la actualidad.
Si tenemos en cuenta que desde el
año 70 hasta ahora se ha duplicado el número de especies invasoras, dentro de
30 años la situación puede desbordarnos. Además, si se crean grandes
poblaciones pueden reproducirse en Euskadi problemas que han pasado en otros
lugares. En Cantabria, donde las extensiones del Plumero de la Pampa son las más grandes de la
península, se han dado ya problemas de alergias e incendios, en zonas próximas
a la bahía de Santander, como Camargo..
¿De qué manera trabajan las instituciones públicas para erradicarlas?
La manera de erradicarlas puede ser con medios físicos o químicos. La Diputación de Bizkaia, por ejemplo, utiliza un herbicida sistémico que se llama Glifosato. Este químico tiene baja toxicidad para los humanos, pero mata a los anfibios por lo que no se recomienda su uso en zonas de charcas o humedales. El problema es que fumigando con este tipo de productos matas a la invasora, pero a la de al lado también.
La Unión Europea va a tratar de luchar contra las invasoras a nivel de Comunidad Europea, invirtiendo recursos para luchar contra las plantas de la Comunidad en general y las específicas de cada país en particular. En este sentido, podemos estar contentos porque se piense en global para todos porque las soluciones para estas invasiones no se radican con los trabajos de una Diputación u otra.
Hacen falta soluciones globales porque el problema es global. Incluso si invirtiésemos en crear en espacios hostiles para ellas ganaríamos mucho más: un ambiente hostil quiere decir la recuperación del espacio autóctono. Una lucha por la regeneración del espacio autóctono. No solo una lucha por matar la planta sino por la recuperación del territorio y el espacio autóctono. Se trata de cambiar el punto de visión global.
Revegetación con plantas autóctonas
¿Te parece correcta o eficaz la forma que utilizan? ¿Qué mejorarías o cambiarías?
En nuestra opinión, el uso de
este tipo de herbicida es un remedio “entre comillas” porque apostamos por
medios mecánicos con el menor impacto posible, como la azada, y si las plantas
son grandes, con las máquinas. La regeneración de espacios degradados puede
crear muchos puestos de trabajo en Euskadi y en general en toda la Unión
Europea.
La clave es eliminar a la planta invasora y recuperar el espacio para
las especies autóctonas, replantándolas en su lugar. O mejor aún, podemos
prevenir la llegada de las invasoras plantando las naturales del País
previamente.
Aunque la revegetación con plantas autóctona no es una medida de
aplicación general aún se va notando otra manera de hacer las cosas, por
ejemplo en la construcción de grandes infraestructuras.
La cuestión de la revegetación es inversión económica y voluntad de
hacer las cosas bien. En muchos sitios será tarde, pero la batalla nunca va a
estar perdida ni ganada del todo. Es decir, con las plantas invasoras hay que
aprender a convivir, porque nunca se van a erradicar del todo, pero todo puede
ser mucho peor de lo que ya es.
Lo que yo defiendo es que la lucha contra las invasoras se convierta
en una demostración de cariño hacia la Tierra. A nivel personal, a muchas
personas nos importa lo que sucede en los montes de Euskadi: vemos industrias
abandonadas, canteras, carreteras...y siempre pensamos cómo mejorar ese entorno
degradado; cuando vamos al monte quitamos invasoras, residuos y organizamos
repoblaciones con especies autóctonas. Nosotros, concretamente, hemos trabajado
en la erradicación de invasoras en Bilbao, Güeñes, Balmaseda, Gordexola y
Sopela. A mí personalmente lo que más me gusta es quitar una Cortaderia y
plantar un roble en su lugar.
¿Cuál es la mejor manera de erradicarlas?
Antes de cómo quitarlas hay que hablar de cómo no plantarlas y
conseguir que otros no las planten, así
que me refiero a la importancia de la prevención y la concienciación ciudadana.
Suponiendo que gran parte de de las plantas llegan aquí por jardinería, primero
hay que prohibir la comercialización directa, con lo que el transporte y la
venta quedarían resueltos. Y en cuanto a la concienciación, deben lanzarse
campañas de sensibilización orientadas a explicar el problema.
¿De qué manera podemos participar en la erradicación?
Yo lo que diría a la gente es que se documentase primero sobre qué
plantas invasoras hay porque no solo es una, son muchas y a veces dan lugar a
confusión. Y luego, en una zona a la que le tenga cariño, y sea viable, puede
quitarlas con una pequeña azada; con dedicación y hábito pueden conseguirse
buenos resultados. Así, en ese sitio donde se quitan las invasoras, las
autóctonas aprovecharán el espacio de oportunidad para crecer.
Para finalizar, aunque sea una cuestión muy amplia, ¿podríamos señalar algún otro tipo de invasores? ¿Cuál es su incidencia para la naturaleza?
En general, la problemática vendrá cuando estas especies invasoras lleguen a nuestras localidades, pero no uno solo sino en pack suficiente. El avispón asiático, mosquito tigre, mejillón cebra… todos ellos han llegado, al igual que las plantas, en transporte internacional y han comenzado a anidar donde mejor clima tienen. Por ejemplo en Barcelona, el clima mediterráneo, cálido y húmedo, les recuerda a su hábitat.
El mejillón cebra, por ejemplo, es un colonizador nato en aguas embalsadas. Esta especie invasora de mejillón llegó por el Ebro, en Miranda de Ebro remontó y fue por el río Bayas (en euskara Baia) hasta los nacederos del embalse de Uribarri Gamboa (Gazteiz). En ese embalse hay una tubería que conecta con la vertiente Cantábrica por Zeanuri hasta Venta Alta en Arrigorriaga, donde hay un embalse llamado Mendikosolo en el cual puede
reproducirse. La especie necesita aguas tranquilas para multiplicarse, de ahí
su peligrosidad en estos ambientes..
En general, la problemática irá a mayores cuando estas especies
invasoras y otras más que están en camino, como el mosquito tigre, consigan poblaciones
amplias y estable. Por ejemplo en Barcelona, el clima mediterráneo, cálido y
húmedo, ha favorecido la reproducción de esta especies, que es vector de
malaria y causa dolorosas picaduras.
Eskerrik asko, Edu!